La Basílica de Santa María de Pontevedra es el máximo exponente religioso de la ciudad. Sin ser la catedral (Pontevedra no tiene), es sin embargo el templo más importante y el más querido y cuidado por sus habitantes. Se encuentra en el núcleo primitivo de la antigua ciudad y en el mismo lugar donde existió primero una pequeña iglesia románica que fue derribada a finales del siglo XV, dando lugar a la construcción del nuevo templo que hoy podemos contemplar, por encargo del Gremio de Mareantes y según planos de Juan de los Cuetos y Diego Gil.
Nos encontramos con uno de los templos más bellos del siglo XVI español, siendo un conjunto armónico de formas góticas, con elementos que provienen del manuelino portugués, elementos decorativos renacentistas y retablos churriguerescos. El templo fue elevado a basílica en 1962 por el Papa Juan XXIII y es una de las obras más perfectas de la arquitectura gallega del renacimiento, siendo sus artífices los maestros Cornielis de Holanda, Juan de los Cuetos, Mateo López, Diego Gil, Sebastián Barros, Domingo Fernandes y Juan Noble. Por ser considerado el principal monumento de Pontevedra y por su belleza, es llamada la "perla del arte gallego".
La fachada principal se alza sobre una amplia escalinata y fue ideada como un gran retablo exterior de tres cuerpos profusamente decorados, realizada por Cornielis de Holanda y Juan Noble en 1541, en estilo plateresco. En el cuerpo central se abre la puerta principal de acceso con un arco románico, flanqueado por las esculturas de San Pedro y San Pablo. Por encima de la puerta encontramos un relieve con la dormición de la Santísima Virgen. Por encima destacan medallones en forma de conchas de vieiras con dos evangelistas y más arriba un rosetón que da luz al cuerpo central y representa al cielo. Corona la fachada un Calvario y remata una crestería con un elaborado encaje en piedra, de estilo manuelino portugués.
Portada plateresca en la puerta principal
relieve de la "Dormición de la Santísima Virgen"
arco románico de la entrada principal
La construcción de la torre del campanario se inicia en 1552
La fachada sur se encuentra en la plaza del Arzobispo Fonseca, desde la que se puede ver la bella perspectiva de la fachada sur de la basílica, que contiene un arco de medio punto, bordeado de una jamba de piedra y adornos barrocos. Desde esta plaza se puede ver la preciosa crestería de piedra que corona todos los muros y ábside del templo. También observaremos el amplio ventanal del ábside que tiene una pequeña columna al centro y que están adornadas con motivos manuelinos, formando un conjunto armónico de gran belleza.
fachada sur desde la plaza del Arzobispo Fonseca
Interior de la basílica
El interior de templo tiene planta basilical con capillas laterales y tres naves con bóvedas de crucería, destacando la realizada en 1522 por Diego Gil.
vista de la nave central desde el Altar Mayor
muro de la contraportada con el rosetón
En la Capilla Mayor destaca el retablo en maderas de castaño y nogal, realizado entre finales del siglo XIX y principios del XX, ejecutado por el ebanista y tallista santiagués, Maximino Magariños Rodríguez de Bendaña, autor también del púlpito.
Retablo del Altar Mayor, obra realizada por Maximino Magariños
vista del púlpito, obra realizada por Maximino Magariños
Fuente del texto siguiente:
Texto original de Francisco Pérez Benítez (yerno del escultor) basado en información procedente del archivo familiar de Maximino Magariños Rodríguez.
http://escultormaximiniomagarinos.blogspot.com.es/Con ocasión de quererse hacer la obra del actual retablo y púlpito de la Iglesia de Santa María La Mayor de Pontevedra, la Comisión que se formó para seleccionar los proyectos presentados eligió para su ejecución el firmado por el arquitecto diocesano D. José López de Rego. A pesar de las recomendaciones que hubieron para que la ejecución de la obra fuese asignada a artistas madrileños y valencianos, fue encomendada a Magariños al que se le dio plena libertad para que hiciese cuanto él proyectase: “en toda la obra no ha intervenido ningún elemento extraño al taller, es decir todo fue construido y tallado por mis manos y las de mis discípulos. Procuré ser original en toda la parte decorativa y hay grecas simbolizando la flora y la fauna que si se fija uno apreciará su intención simbólica. Lo más interesante, sin duda, del retablo es la parte del primer cuerpo. Está dedicada a la Reina de los Angeles. Fue todo tallado en madera de castaño y nogal. Los cinco relieves del primer cuerpo los han exigido y bien a pesar mío son impresionados en los grabados de Gustavo Doré. Las gradas del altar son de bronce esculpidas y en el friso o base del Expositor esculpí los retratos de los papas. (habla Magariños del Expositor que se encontraba delante del retablo y que impedía ver los paneles con esmerada talla de temas bíblicos, el cual fue suprimido años después de su muerte). El Excmo. Sr. Cardenal y su secretario D. Arturo Montes fueron para mí buenísimos y si no fuera por estos, y por el Sr. Marqués de Riestra, que me defendieron de las majaderías del cura que fue a encargarse de la parroquia cuando yo estaba colocando la obra, la habría abandonado, porque el pobre del cura hablaba por cuenta de uno de esos “cultos en el arte” y terminarla cuando ese pobre cura haya entrado en el infierno como el de marras de Miguel Angel.”
“Yo no se que interés hay en algunos pueblos para que las obras no sean desarrolladas por el pensamiento ingenuo del artista que las crea. No es solamente en Pontevedra en donde he tropezado con esa gente, es en todas partes, y lo malo es que si estoy colocando una obra y aparece un cualquiera que hable el castellano “con acento” y dice una burrada, al día siguiente me manda el párroco o quien sea que haga aquello. Pero también he de confesar que soy intransigente y no obedezco mas que a mi pensamiento, y esto me ha valido, porque si les hago caso, me tendrían que llevar a un manicomio, porque todos son a dar “sentencias”.
“El púlpito lo esculpí y a nadie le enseñé los bocetos ni diseño, lo coloqué y allí se vio por primera vez, y gracias a eso ha salido sin los “remiendos” que a estas horas tendría si llego a enseñarlo antes.”
“En los seis entrepaños tiene, en alto relieve, los torsos de los cuatro Evangelistas. En el frente, Jesús coronado de espinas, y en el rincón las armas de San Pedro como pontífice. La escalera tiene las cuatro profecías de los Mayores. El friso del zócalo simboliza el Amor. El artesonado del púlpito tiene su baquetón con la Creación del Hombre muy discretamente compuesto, y las figuras de la Humanidad son las que sostienen el púlpito. El tornavoz es una corona majestuosa.”
“El conjunto de la obra pesó cuando la mandé trece toneladas y me dieron por la obra treinta mil pesetas. Perdí quince mil reales que no he vuelto a reponer. Cuando me pagaron lamentaron que me metiese en tanto trabajo pues ellos se contentarían con la mitad. En fin, que con estos chicos tuve que esculpir este retablo y púlpito en menos de dos años y además otra obra quizá tan importante como esta en Santa Eugenia de Ribeira y sostener al mismo tiempo la clientela de los santos baratos que es lo que da para ir viviendo, pues estas obras dan disgustos y perdidas.”
Completa la obra realizada por Magariños para la Iglesia de Santa María La Mayor de Pontevedra la ejecución de los catorce cuadros con bajo relieves del Vía Crucis de dicha iglesia.
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Nuestra Señora del Carmen
Capilla del Cristo, conocida antiguamente como el Buen Jesús y también de la Angustia. El altar barroco, tiene en el centro el Santo Cristo, obra de José Ferreiro del siglo XVIII. La hornacina del Cristo, tiene al lado izquierdo la imagen de San Telmo y a la derecha a de San Pascual Bailón. Esta capilla fue fundada por los Barbeito Padrón, hay una inscripción que la acreditada juntamente con una fecha del año 1525. Fueron enterrados aquí entre otros familiares los fundadores D. Juan de Barbeito y su mujer Teresa Álvarez de Figueroa.
El Santo Cristo, obra de José Ferreiro del siglo XVIII
Capilla de las Angustias: En un altar de piedra con labores en su dintel de tipo renacentista y manuelino, está la Virgen de las Angustias, la cual sale en procesión el día de Viernes Santo en trono de estilo sevillano y con amplio y lujoso manto. En esta capilla, situada en tercer lugar en el lado de la epístola, está el sepulcro de Bartolomé Sarmiento y el escudo en piedra de los Fonseca.
Capilla de la Purísima: Retablo de madera con cinco Tablas, de los años 1500, que son obra del portugués Atayde. En este altar se venera una imagen de la Virgen de la Esperanza o de la O, patrona de la Ciudad de Pontevedra.
Capilla de la Trinidad: En un altar análogo al del Cristo, tiene unas buenas tallas del Padre Eterno y de Jesús sentado a su derecha, y en la parte alta al Espíritu Santo en forma de Paloma.
Lo mejor de este altar es una pequeña talla de Nuestra Señora con el Niño, sentada sobre el Arca de Noé que se habilita para Sagrario. En los laterales hay dos buenas tallas en madera policromada de los Apóstoles San Pedro y San Pablo.
Altar de la Virgen Dolorosa, con retablo barroco. En la parte baja del altar y protegido por urna de cristal, hay una imagen de Cristo Yacente.